Plauto, Tito Maccio

Titus Maccius Plautus (Tito Maccio Plauto)
(Sársina, Romaña, IT, 254 a.C. - Roma, IT, 184 a.C.)

Autor de las citas: Javier Martín-Artajo Gutiérrez, miembro de la AARS

Comediógrafo latino, muchas de sus comedias se han perdido. En el siguiente fragmento de una de ellas, "La beocia", que se le atribuye y se ha preservado gracias a la obra de Aulo Gelio (siglo II d.C.), "Noches Áticas", arremete contra los relojes de sol, que, parece ser, eran comunes en su época.

El protagonista de la cita (una de las más conocidas de Plauto) se queja de la disciplina social y expectativas debidas a una medida del tiempo más rigurosa.

"Noches áticas" (siglo II d.C.)
Libro III, capítulo III

  • latín

    Ut illum di perdant, primus qui horas repperit,
    quique adeo primus statuit hic solarium
    !
    Qui mihi comminuit misero articulatim diem.
    Nam me puero uenter erat solarium
    multo omnium istorum optimum et uerissimum:
    Ubi is te monebat, esses, nisi cum nihil erat.
    Nunc etiam quod est, non estur, nisi soli libet;
    itaque adeo iam oppletum oppidum est solariis,
    maior pars populi aridi reptant fame.

    (fragmento traducido al español)

    ¡Los dioses confundan al primer hombre que descubrió
    la manera de distinguir las horas!
    , y confundan, también,
    a quien es este lugar colocó un reloj de sol,
    ¡para cortar y destrozar tan horriblemente
    mis días en fragmentos pequeños!
    ... ni siquiera puedo sentarme a comer
    a menos que el sol se marche.
    La ciudad está llena de esos malditos relojes...

    ¡Los dioses destruyan al primero que inventó la hora
    y colocó el reloj de sol que rompe mi día en mil pedazos!

    Hasta ahora, mi reloj había sido siempre mi vientre,
    el mejor y más seguro entre todos.
    Por doquier y con seguridad, me llamaba la comida,
    hasta cuando no había nada que llevarse a la boca;
    pero ahora, aunque lo haya, no puedo comer
    si al Sol no le place todavía.

    (fragmento traducido al inglés)

    The gods confound the man who first found out
    How to distinguish hours!
    Confound him, too,
    Who in this place set up a sundial,
    To cut and hack my days so wretchedly
    Into small portions. When I was a boy,
    My belly was my sundial; one more sure,
    Truer, and more exact than any of them.
    This dial told me when 'twas proper time
    To go to dinner, when I had aught to eat.
    But nowadays, why, even when I have,
    I can't fall to unless the sun give leave.
    The town's so full of these confounded dials,
    The greatest part of the inhabitants,
    Shrunk up with hunger, creep along the streets.