Sor Juana Inés de la Cruz

Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana (conocida por Sor Juana Inés de la Cruz)
(San Miguel Nepantla, Nueva España (actualmente México), MX, 1651 - Ciudad de México, MX, 1695)

Autor de las citas: Luis E. Vadillo Sacristán, miembro de la AARS

"Sor Juana Inés de la Cruz, Obra Selecta I", selección y prólogo Margo Glantz (Venezuela, 1994)
122 PRESENTANDO UN RELOJ DE MUESTRA A PERSONA DE AUTORIDAD Y SU ESTIMACIÓN, LE DA LOS BUENOS DÍAS

  • Los BUENOS días me allano
    a que os dé un reloj, Señor,
    porque fue lo que mi amor
    acaso halló más a mano.

    Corto es el dón, mas ufano
    de que sirve a tus auroras:
    admítele, pues no ignoras
    que mal las caricias mías
    te pudieran dar los días
    [10 ] sin dar primero las Horas.

    Raro es del Arte portento
    en que su poder más luce,
    que a breve espacio reduce
    el celestial movimiento,
    e imitando al Sol, atento
    mide su veloz carrera;
    con que, si se considera,
    pudiera mi obligación
    remitirte mayor dón,
    [20] mas no de mejor Esfera.

    No tiene sonido en nada,
    que fuera acción indecente
    que tan pequeño presente
    quisiera dar campanada;
    sólo por señas le agrada
    decir el intento suyo:
    con que su hechura concluyo
    con decir, de su primor,
    que fue muestra de mi amor,
    [30] mas ya es de Sol, siendo tuyo.

    Y no pienses que me agrada
    poner mensura a tu vida,
    que no es quererla medida
    pedírtela regulada;
    y en aciertos dilatada,
    soIicita mi cuidado,
    para que el mundo, admirado,
    pondere, al ver tu cordura,
    el vivir, muy sin mensura,
    [40] y el obrar, muy mensurado.

     

    Notas incluidas en el documento:

    "Los buenos días me allano"... (Castorena, 172; 1, 1725, 160).

    V. 2. Señor...: el Marqués de la Laguna, probablemente.

    V. 8-10. Para dar los días (o felicitar), hay que dar las horas (partes del todo) ; y Sor J. se las da en dos sentidos: enviándole un reloj, y aplicando por él su rezo del Oficio Divino, o sean "las Horas" Canónicas, pues sus caricias (muestras de cariño) consistían, sobre todo, en esa oración.

    V. 24 y ss. Este reloj no daba campanada, porque no presumía de dádiva grande; sólo por señas, con sus manecillas, le manifestaría su afecto; mas siendo propiedad de tal Señor, podría llamarse reloj de Sol.

    V. 32 y 39-40. hoy diríamos mesura y mesurado... Enviándole un reloj -medida del tiempo-, no deseaba Sor J poner mesura (o límite) a sus años; pero sí aconsejarle un mesurado obrar, o sea una vida regulada por las rectas normas morales... Gentiles discreteos, bajo los que sabía -con bella audacia- amonestar a los poderosos.

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"Sor Juana Inés de la Cruz, Obra Selecta II", selección y prólogo Margo Glantz (Venezuela, 1994)
43 A LA MISMA EXCMA. SEÑORA (LA CONDESA DE GALVE), HALLÁNDOLA SUPERIOR A CUALQUIER ELOGIO

  • SOBRE si es atrevimiento,
    bella Elvira, responderte,
    y sobre si también era
    cobardía el no atreverme,

    he pasado pensativa,
    sobre un libro y un bufete
    (porque vayan otros sobres),
    sobre el amor que me debes,

    no sé yo qué tantos días;
    [10] porque como tú en ti tienes
    reloj de Sol, no hay quien mida
    lo que vive o lo que muere.

    Y si no lo has por enojo,
    después que estaba el caletre
    cansado asaz de pensar
    y de revolver papeles,

    resuelta a escribirte ya,
    en todos los aranceles
    de Jardines y de Luces,
    [20] de Estrellas y de Claveles,

    no hallé en luces ni colores
    comparación conveniente.
    que con más de quince palmos
    a tu hermosura viniese,

    con ser que no perdoné
    trasto que no revolviese
    en la tienda de Timantes
    ni en el obrador de Apeles.

    Pues a los Poetas, ¡cuánto
    [30] les revolví los afeites
    con que hacen que una hermosura
    dure aunque al tiempo le pese!

    En Petrarca hallé una copia
    de una Laura, o de una duende,
    pues dicen que ser no tuvo
    más del que en sus versos tiene.

    Cubierta, como de polvo,
    de Griego, una copia breve
    hallé de Elena, de Homero
    [40] olvidada en un retrete.

    Pues de Virgilio el coturno
    no dejó de enternecerse
    con Elisa, en el quam lae-
    -ti te genuere parentes.

    A Proserpina, en Claudiano,
    ni aun me dio gana de verle
    la su condenada faz,
    llena de hollines y peces.

    De Lucrecia la Romana,
    [50] aquella beldad valiente
    persuadiendo honor estaba
    a las Matronas de allende.

    Florinda vana decía
    a los moros alquiceles:
    Tanto como España valgo,
    pues toda por mí se pierde.

    Lavinia estaba callada
    dejando, que allá se diesen
    Turno y el pater Eneas,
    [60] y después: ¡Viva quien vence!

    En Josefo Mariamne,
    al ver que sin culpa muere,
    dijo: Si me mata Herodes,
    claro es que estoy Inocente.

    Angélica, en Ariosto,
    andaba de hueste en hueste
    alterando Paladines
    y descoronando Reyes.

    En Ovidio, como es
    [70] Poeta de las Mujeres,
    hallé que al fin los pintares
    eran como los quereres;

    y hallé a escoger, como en peras,
    unas bellezas de a veinte,
    a lo de ¿qué queréis, pluma?,
    que están diciendo comedme,

    en los prados, más que flores,
    en el campo, más que nieves,
    en las plantas, más que frutos,
    [80] y en las aguas, más que peces.

    A la rubia Galatea
    junto a la cándida Tetis,
    a la florida Pomona
    y a la chamuscada Ceres;

    a la gentil Aretusa
    y a la música Canente,
    a la encantadora Circe
    y a la desdichada Heles;

    a la adorada Coronis,
    [90] y a la infelice Semele,
    a la agraciada Calisto,
    y a la jactante Climene,

    y a otra gran tropa de Ninfas
    acuátiles y silvestres,
    sin las Mondongas, que a aquéstas
    guardaban los adherentes;

    a la desdeñosa Dafne,
    a la infausta Nictimene,
    a la ligera Atalanta
    [100] y a la celebrada Asterie;

    y en fin, !a Casa del Mundo,
    que tantas pinturas tiene
    de bellezas vividoras,
    que están sin envejecerse,

    cuya dura cama, el Tiempo,
    que todas las cosas muerde
    con los bocados de siglos,
    no les puede entrar el diente,

    revolví, como ya digo,
    [110] sin que entre todas pudiese
    hallar una que siquiera
    en el vestido os semeje.

    Con que, de comparaciones
    desesperada mi mente,
    al ¿viste? y al así como
    hizo ahorcar en dos cordeles,

    ya sin tratar de pintarte,
    sino sólo de quererte:
    porque ésta, aunque culpa, es culpa
    [120] muy fácil de cometerse,

    y esotra, imposibIe y cuIpa;
    y a más de culpa, se temen
    de Icaro los precipicios
    y de Faetón los vaivenes.

    Mira qué vulgar ejemplo,
    que hasta los niños de leche
    faetonizan e icarizan
    la vez que se les ofrece.

    Y en fin, no hallo qué decirte,
    [130] sino sólo que ofrecerte,
    adorando tus favores,
    las gracias de tus mercedes.

    De ellos me conozco indigna;
    mas eres Sol, y amaneces
    por beneficio común
    para todos igualmente.

    Por ellos, Señora mía,
    postrada beso mil veces
    la tierra que pisas y
    [140] los pies, que no sé si tienes.

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    Notas incluidas en el documento:

    "Sobre si es atrevimiento"... (II, 1692, 329; 1725, 235).

    V. 7. otros sobres...: cfr. lo anot. al núm. 30, v. 40.

    V. 11-2. Siendo Sol la Condesa, el reloj de cuanto se refería a su hermosura no marcaba lapsos efímeros...

    V. 18. aranceles: catálogos, repertorios.

    V. 23. con más de quince palmos: ni siquiera añadiéndole tal exceso.

    V. 27-8. Timantes..., Apeles...: todo el arte pictórico de Grecia.

    V. 34. 1692 a 1725: "de una Laura, u de una duende"...; modernizamos:
    "o"... -Las "Rime" de Francesco Petrarca, habían ya influido en España, desde Santillana, Boscán, Garcilaso, Fray Luis, Herrera, Góngora, Lope etc. Sor J. pudo hojearlas en toscano (ya que en el Neptuno cita versos italianos de Boccaccio) ; pero más verosímilmente, las conocería traducidas, o sólo por referencias.

    V. 37-40. la Elena de la "Ilíada", cubierta de Griego, como de polvo... : Sor J., en el Neptuno, cita muchas obras de la Hélade, pero siempre en latin... Rarísimos, entonces, sabían aquí algo de Griego, vgr. Becerra Tanco; y todavía en 1764 se frustró en nuestra Universidad la creación de una Cátedra de Lenguas Griega y Hebrea, "tan necesarias como ignoradas en estos países"... (Cfr. Jiménez Rueda, "Letras Mejicanas", 1944, pp. 11-20).

    V. 43-4. A Elisa o Dido, la reina de Cartago, así la saluda Eneas (Eneida, 1, 609-10): "Quae te tam laeta tulerunt / saecula? Qui tanti talem genuere parentes?"... ("¿Qué siglos tan dichosos te trajeron? / ¿Quiénes fueron los padres tan grandes, tan ilustres, / que tal, así de hermosa, te engendraron?"...). Sor J. funde ambos versos en esta frase: "Quam laeti te genuere parentes!". Mas no la incrusta así, conforme a la genuina prosodia de "ge-nu-é-re", y sin partir ninguna palabra:

    "con Elisa en el quam laeti te gentcere parentes"...:

    sino que sigue su defectuosa aunque españolísima diptongación de "ge-nué-re" (la ordinaria en sus Villancicos latinos), y para ello separa la primera sílaba de "laeti" ("le-"), con valor de monosílabo en final agudo, tal como si dijéramos:

    "con Elvira, en el ¡Qué alégres
    padres tal te engendraron!"...

    -(1725, err.: "genere"...; pero 1692: "genuere"...).

    V. 45-8. Claudio Claudiano, el épico alejandrino-latino del s. IV, en su "Del Rapto de Proserpina" (111, 90), la pinta bellísima, pero -después de arrebatada por Plutón para Reina de los Infiernos-, apareciendo a su madre Ceres toda entenebrecida "picei caligine regni": "por la pez de su reino caliginoso"... Y a tal verso, en concreto, aluden estos hollines y peces (inusitado plural, éste último, de "la pez"...).

    V. 49. Cfr. Sonetos iOh famosa Lucrecia!..., e Intenta de Tarquino..., y lo anot. a esos núms. 153-4.

    V. 53. Florinda, o sea "la Cava": la hija del Conde Don Julián, cuya deshonra por el último Rey de los Godos ocasionó la invasión agarena: cfr. "La Profecía del Tajo", de Fr. Luis de León.

    V. 57. Lavinia, la hija del rey Latino, prometida de Turno y ofrecida por aquél a Eneas... (Eneida, VI). -Y el "pater Aeneas" -el "padre" de los Romanos-, así se nombra allí, passim, vgr. II, v. 2.

    V. 61. De Mariamne, muerta por Herodes, habla Flavio Josefo, el hebreo helenizado, clásico historiador "De las Antigüedades de los Judíos"; y Calderón (llamándola "Mariene") , la evoca en "El Mayor Monstruo, los Celos" (rival del "Otelo" de Shakespeare)... -Alúdese, además, a la Degollación de los Santos Inocentes (S. Mateo, 11, 16).

    V. 65. Angélica: en el Orlando Furioso de Ludovico Ariosto, otro de los cuatro sumos clásicos italianos (con Dante, Petrarca y Tasso), tan imitado por Balbuena, Barahona de Soto, Góngora y Lope.

    V. 69-100. Publio Ovidio Nasón, Poeta de las Mujeres, por inagotable y sin rival en pintarlas bellísimas, sobre todo en sus Metamorfosis, de donde no es preciso salir para admirar a Galatea (XIII 789), Tetis (XI 221), Pomona (XIV 622), Ceres (V, 341), Aretusa (V, 572), Canente (XIV, 3>7), Circe (XIV, 10), Coronis (II, 542), Semele o Sémeles (II, 253), Calisto (II, 401), Climene (I, 755 y 11, 333), Dafne (I, 452), Nictimene (II, 590) y Atalanta (X, 560). Sólo faltan, acaso, Asterre y Heles (Heroídas, VI).

    V. 71. 1692 a 1725: pintores; corregimos: pintares (como "quereres", aludiendo al dicho "el pintar como el querer"...).

    V. 74. de a veinte: de a veinte libras, magníficas...

    V. 75. a lo de ¿qué queréis, pluma?...: todas esas bellezas, variadísimas, se le ofrecían para términos de comparación, como en un festín donde hay de todo, a ¿qué quieres, boca?...

    V. 76. 1692 a 1725: comeme...; pero modernizamos: comedme... -Y cfr. Quevedo, Jácara del Calamorra. (Astrana. p. 233): "Para una danza de espadas, / el sitio dice: Coméme"...

    V. 91. 1692 a 1725: Calixto; pero enmendamos (según la genuina forma de tal nombre femenino en latín): Calisto.

    V. 95. Mondonga: criada zafia (R. Acad. Esp.) ; aquí las Ninfas acompañantes de las hermosuras mayores, aludiendo quizá al "mondongo" (o panza de cerdo, con sus adherentes...).

    V. 115. "ahorcar... / al ¿viste? y al así como"...: renunciar a los símiles, que solían introducirse con tales giros... (Cfr. lo anot. al núm. 214, v. 248).

    V. 117. 1692 a 1725: y sin tratar...; enmendamos: ya..., para que no parezca abrirse un nuevo período.

    V. 123-8. factonizar e icarizar: el recurrir a esas trilladas alegorías que ella misma repitió incansable, vgr. núm. 39, vv. 175-6, o núm. 216, vv. 467 y 786 (Cfr. lo allí anot. de Ícaro y de Faetonte), por cuya gula (tan universal en todo el barroco) Sor J. aquí se satiriza a sí propia.

    V. 134-6. "Vuestro Padre celeste hace nacer su Sol sobre los buenos y sobre los malos"... (S. Mateo, V, 45).

    V. 139. la tierra que pisas, y ...: Cfr. lo anot. al núm. 1, v. 43.

    V. 140. los pies que no sé si tienes...: o por lo modesto de la Condesa, y de la moda de la época (en tal aspecto); o por su pequeñez, primor de la hermosura hispana y mejicana: cfr. la "Pintura de una Dama", de Jerónimo Cáncer (Alfay, 1654, v. 161): "Un pie tan pequeño animas, / que tal vez que sin desdenes / tu pie toco, / presumo que no te estimas, / como veo que te tienes / en tan poco"...

    -[Abr., otras errs.: v. 59: turno (por "Turno"); 67: alternando (por "alterando") ; 95: Mondogas (Mondongas); y 131: adornando (por "adorando"), etc.].

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