Passuth, Laszlo

Laszlo Passuth
(Budapest, HU, 1900 – Balatonfüred, HU, 1979)

Autor de la cita: Antonio José Cañones Aguilar, miembro de la AARS

"El Dios de la lluvia llora sobre México"

  • El camino hacia la capital estaba libre y, a la mañana siguiente, pudieron entrar en la magnífica ciudad de Iztapalapán. El camino corría entre eucaliptus, jarales, cactos gigantescos y bananos. En representación de la ciudad, fueron recibidos por un cacique de la tribu de Moctezuma. Tomó el cacique a Cortés por una mano y le condujo al palacio, que era un edificio estucado de blanco, de buen tamaño y cuya parte externa estaba adornada de columnas, cariátides y miradores. En su fachada veíanse figuras que representaban la mitología mexicana, en irresistible lubricidad. Mientras los soldados se alojaban en los amplios patios, los invitados del Viejo Mundo llegaban al parque que ninguno de ellos debía olvidar jamás. Era un gran jardín en el que crecían toda suerte de flores, plantas de adorno y arbustos del Nuevo Mundo. En las orillas de las veredas corría el agua cristalina y susurrante por pequeños canales. En el centro veíase un reloj de sol, rodeado por tallas en piedra representando los signos del Zodíaco. Otras figuras en los sectores representaban las fases lunares con extraños rostros, pájaros, flores y coronas de plumas, todo labrado en piedra blanca y brillante. En el extremo de ese círculo veíase la representación del año estelar con sus dos mil trescientos días.

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  • Los soldados fueron desapareciendo poco a poco. Los sirvientes y los sacerdotes bajaron al jardín, se quedaron mirando los signos del Zodíaco y luego orientaron el reloj de sol por medio de pequeñas luces de colores, según el curso de la luna. A medianoche levantóse Cortés. Visitó a los soldados que hacían guardia con el mosquete en la mano, vigiló las hogueras y pasó luego al campamento de los de Tlascala.