Espronceda, José de
José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda y Delgado
(Almendralejo, Badajoz, ES, 1808 - Madrid, ES, 1842)
Autor de la cita: Luis E. Vadillo Sacristán, miembro de la AARS
"Sancho Saldaña o el Castellano de Cuéllar" (1834)
Capítulo XXXV
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-Es una infamia tenernos así todo el día esperando ahí una hechicerilla, que, al fin y al cabo, no es ninguna Medea -y el buen estudiante citaba el precepto clásico, nec coram populo Medea truciaet.
-La culpa de eso -decía otro- la tiene el rector de la Universidad, que entretiene al tribunal más de lo que debiera con sus discursos.
-Como que es el secretario del obispo.
-Muera el rector.
-Y los jueces.
-A sacar la bruja y nosotros la quemaremos -gritaba otro.
Y el tumulto crecía, y los arqueros que estaban de centinela no las tuvieron todas consigo. Pero el pueblo de Valladolid, así como todo el de España, sensato, pacífico y sufridor por naturaleza, no es de aquellos que se alborotan porque les hagan esperar mucho tiempo; así que, excepto algunos estudiantes de los más perdidos, nadie tomó parte en el alboroto, causando miedo un unos, risa en otros y apatía en todos la intrepidez de aquellos extravagantes mozuelos.
En esto el reloj de sol del convento de los Agustinos señaló las tres, y al mismo tiempo se oyeron gritos de alegría, tal como cuando sale el toro en la plaza los suele dar el pueblo, si hace mucho que espera la llegada del que ha de presidir la función.
-¡Ahí viene! ¡Ahí viene! -gritaban de todas partes los que ocupaban las alturas, mientras los que estaban debajo empinaban los gaznates por si lograban ver algo.
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