Petronio, Cayo
Cayo Petronio Árbitro
(Atenas, IT, c. entre el 14 y 27 d.C. - 65 d.C.)
Autor de la cita: Luis E. Vadillo Sacristán, miembro de la AARS
Según el historiador romano Tácito, su sentido de la elegancia y el lujo convirtieron a Petronio en organizador de muchos espectáculos que tenían lugar en la corte de Nerón. Es probable que fuera el autor de Satiricón, novela satírica en prosa.
"El Satiricón" (c. 60 a.C.). Traducción del griego: José Menéndez Novella (1902)
Capítulo LXXI (completo)
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Satisfecho de este desafío, Trimalcio: -Amigos, nos dijo; los esclavos son hombres y han libado también la leche maternal, como nosotros, aunque el hado los haya tratado con mayor rigor que a nosotros; por mi salvación os digo que deseo que gusten todos ellos, en vida mía, el agua de los hombres libres. En suma: a todos ellos manumito en mi testamento, y lego además a Filárgiro un lote de campo y su esposa; a Carrio, una manzana de casas con el producto del vigésimo y un lecho guarnecido, de festín. En cuanto a mi querida Fortunata, la instituyo mi heredera universal y la recomiendo a todos mis amigos. Si publico anticipadamente mi testamento, es porque quiero que todos los míos me quieran desde ahora como si hubiese ya fallecido-. Todos los esclavos se apresuraron a dar las gracias a su señor; pero éste, tomando la cosa muy en serio, hizo traer su testamento y lo leyó de un extremo a otro, en medio de los sollozos de toda su gente. Luego, volviéndose hacia Habinas: -¡Qué dices de esto, exclamó, carísimo amigo! ¿Construyes mi monumento sepulcral con arreglo a mis instrucciones? Sobre todo, te ruego que no dejes de poner la imagen de mi perrita a los pies de mi estatua, y coronas y perfumes e inscripciones que recuerden mis combates, a fin de que deba a tu hábil cincel la gloria de vivir después de muerto. Quiero, además, que el terreno para mi sepulcro tenga cien pies sobre la vía pública y doscientos sobre el campo, porque deseo que alrededor de mi tumba se planten toda clase de árboles frutales y, sobre todo, mucha viña. Nada me parece tan absurdo como el que cuidemos tanto las casas en que vivimos unos cuantos años y descuidemos en absoluto las tumbas, casas en las cuales debemos de permanecer eternamente. Pero, ante todo, quiero que se grabe en la mía esto: Mi heredero no tiene derecho alguno sobre este monumento.
Por lo demás, ya trataré por mi testamento de que no puedan recibir mis restos injuria alguna, pues uno de mis libertos será nombrado custodio de mi tumba para impedir que la profanen los paseantes. No te olvides tampoco, Habinas, de representar en el monumento navíos navegando a toda vela, y a mí mismo, sentado en un tribunal, con ropa pretorial, con cinco anillos de oro en los dedos y distribuyendo al pueblo un saco de dinero; porque tú sabes que he dado una gran comida pública y dos dineros de oro a cada convidado. Si te parece, puedes representar varias salas de festines en las cuales el pueblo se entrega al placer. A mi derecha colocarás la estatua de Fortunata teniendo en la diestra una paloma y en la siniestra un lazo, con el cual guía a una perrita; luego, ánforas herméticamente cerradas para que no se derrame el vino, y puedes también representar una urna quebrada, sobre la cual un niño derrama abundantes lagrimas. En el centro del monumento trazarás un cuadrante solar, dispuesto de tal modo que todos los que miren la hora se vean obligados, aunque les pese, a leer mi nombre. En cuanto al epitafio, mira y estudia detenidamente si te parece bien así:
CAYO POMPEYO TRIMALCIO, ÉMULO DE MECENAS, AQUÍ YACE. EN AUSENCIA DE AQUEL, FUE NOMBRADO SEVIR; REHUSÓ VARIAS VECES EL HONOR DE UNA JERARQUÍA EN TODAS LAS DECURIAS. PIADOSO, VALEROSO, FIEL, SUPO DE LA NADA ELEVARSE A LOS PRIMEROS PUESTOS. DEJÓ TREINTA MILLONES DE SESTERCIOS. NUNCA QUISO APRENDER NADA DE LOS FILÓSOFOS. R. I. P. CAMINANTE: IMITA SU CONDUCTA.
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