Santa Teresa de Jesús
Teresa Sánchez Cepeda Dávila y Ahumada (conocida por Santa Teresa de Jesús)
Doctora de la Iglesia (Ávila, ES, 1515 - Alba de Tormes, Salamanca, ES, 1582)
Autor de las citas: Javier Martín-Artajo Gutiérrez, miembro de la AARS
“Libro de la Vida” (1561-1565)
Capítulo 20. párrafo 19.
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Diráme vuestra merced que cómo dura alguna vez tantas horas el arrobamiento, y muchas veces. Lo que pasa por mí es que, como dije en la oración pasada, gózase con intervalos. Muchas veces se engolfa el alma o la engolfa el Señor en sí, por mejor decir, y teniéndola así un poco, quédase con sola la voluntad. Paréceme este bullicio de estotras dos potencias como el que tiene una lengüecilla de estos relojes de sol, que nunca para; mas cuando el Sol de justicia quiere, hácelas detener.
“Las Fundaciones”
Capítulo 14.
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Describe con ironía la conversación con fray Antonio, prior de un convento de su Orden de la siguiente forma:
“Vino allí a Valladolid a hablarme con gran contento y díjome lo que tenía allegado, que era harto poco; sólo de relojes iba proveído, que llevaba cinco, que me cayó en harta gracia. Díjome que para tener horas concertadas, que no quería ir desapercibido; creo que aún no tenía en qué dormir”
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Pedro Novella, coautor junto
Pedro Novella, coautor junto con Maria José Urteaga, del Inventario de los relojes de Sol de la diócesis de Vitoria-Gasteiz, cita esta reseña de Santa Teresa de Jesús.
Ante las razonables dudas sobre si los relojes citados son de Sol o de arena, hace el siguiente comentario:
"En la segunda mitad del XVI el tiempo se mide ya con relojes mecánicos. Por ejemplo, en Zaragoza, en la segunda mitad del XV(1475), los jornaleros que trabajaban de sol a sol tenían como referencia para iniciar la labor el toque de Prima de la campana de la Seo: se ha “estatuido, é ordenado, que todos los Obreros, é Labradores que a obrar é labrar se logarán, sean tenidos durante el toque de prima en la Seu…”. En la segunda mitad del XVI, en la misma ciudad, la jornada de trabajo en las almazaras y en el campo se mide en horas iguales, a toque de hora de la campana de la catedral. En los molinos de aceite, por ejemplo, no se podía trabajar antes de las cuatro horas de la mañana ni después de las ocho de la tarde (1585).
Los jornaleros del campo trabajaban ocho horas (1572): “cualesquiere trabajadores que fueren a trabajar en cualesquiere heredades y otras obras de las huertas y campos… sean tenidos y obligados a trabajar ocho horas continuas, contando en ellas la ida, y estada en el campo, y que la venida, y buelta, aya de ser, y sea despues de acabadas las ocho horas”. Obsérvese que no se cita la hora de inicio del trabajo. Tenían media hora para la bebida, por lo que se puede pensar que el reloj tocaba también las medias.
Además de los grandes relojes de las torres de las iglesias, se fabricaban pequeños relojes portátiles que con poco mecanismo funcionaban relativamente bien, señalando las horas con más exactitud que los cuadrantes de sectores iguales.
No sólo el trabajo civil estaba regulado en el tiempo por los relojes mecánicos, en la segunda mitad del siglo XVI también en las iglesias y los monasterios se utilizaban los relojes mecánicos para determinar las horas de los rezos.
Cuando en el año 1568, van a fundar a Duruelo (Ávila) la primera casa de Descalzos carmelitas fray Juan de la Cruz y fray Antonio, este último se acerca a Valladolid a hablar con Teresa de Jesús. La misma Santa lo cuenta en sus Fundaciones: “vino allí a Valladolid a hablarme con gran contento, y díjome lo que tenía allegado, que era harto poco, sólo de relojes iba proveido, que llevaba cinco que me cayó en harta gracia. Díjome que para tener las Horas concertadas, que no quería ir desapercibido: creo que aún no tenía en que dormir”.
Un siglo más tarde, don Juan de Palafox, obispo de Osma, en las notas de las Cartas de Santa Teresa de Jesús, afirma que los cinco relojes eran de arena: “De suerte que sobre cinco relojes de arena fundó Dios la Descalcez sagrada”."
Hasta que encontré el texto de Palafox figuraban los cinco relojes como relojes de sol en el Inventario. Después de darle vueltas al asunto quité la referencia y dejé los dos citas ad literem, sin darles interpretación.
Para la tradición carmelita los relojes son de arena. El convento se funda en 1569 y las Cartas con las notas de Palafox se publican 1657. Han pasado 90 años. Antes de imprimir las Cartas las leen el Superior General de los carmelitas y el Prior del convento de Zaragoza.
Estamos hablando de frailes nacidos alrededor del año 1600 que no llegaron a conocer Juan de la Cruz, muerto en 1591, pero si a otros frailes que profesaron en los primeros tiempos de la orden.
La Santa sólo cita cinco relojes. A partir del número podemos hacer cualquier interpretación. No tienen por qué ser todos de sol, ni todos de arena, incluso podía haber entre ellos algún reloj mecánico.
Por otro lado, hacían voto de pobreza pero no alarde. Los monasterios están en expansión en el siglo XVI, son muy ricos. Los relojes de sol de San Millán, Poio, Iratxe, Oña... están en claustros construidos en el siglo XVI. Los dos frailes procedían de otro convento cuando se trasladaron a Duruelo. Seguramente llevaban un buen equipaje de viaje. El problema se les plantea cuando llegan al pueblo y se encuentran con que el edificio donado a la orden para fundar el convento era una casucha destartalada.
En esa casucha se funda el primer convento de la orden de frailes carmelitas. Los pormenores de la fundación eran conocidos de primera mano por todos los carmelitas. Hacen voto de pobreza, pero también siguen el mandamiento ese que dice "no levantarás falso testimonio ni mentirás". ¿Por qué iban a decir que los relojes eran de arena siendo de sol?"